En el mercado 2 de Octubre, a seis cuadras de la plaza de Armas de Pucallpa, en la región Ucayali, se vende carne de sajino a S/ 24 el kilo (6 dólares). Este producto proviene de una cadena ilegal de tráfico de fauna silvestre. La escena se repite en los mercados Nº 3 y El Puerto. La carne que se comercializa tiene procedencia ilegal, no cuenta con certificado de origen ni registro sanitario.
EL FOCO recorrió los tres centros de abastos y encontró que, además de la carne de sajino, se comercializan ilegalmente otros animales. El kilo de carne de lagarto se vende a S/ 23, majaz a S/ 38, venado a S/ 28, mono a S/ 25 y la tortuga motelo a S/80.
—¿Usted de dónde es? No la he visto antes— pregunta, con desconfianza, una comerciante, quien, tras una breve conversación, reconoce que tiene en su congelador carne de sajino.
—Está a S/24 el kilo—.
La mujer informa que ella recibe la carne de un intermediario y que esta persona compra el animal a cazadores que viven en la amazonía. Ella dice no saber de dónde viene la carne, pero que lo venden porque hay demanda y pagan más por ella. Por ejemplo, el kilo de pollo está S/ 12 y el sajino cuesta el doble.
Los más pequeños de la cadena
En julio del 2023, Catalina, como llamaremos a una de las trabajadoras del Ministerio de Cultura en la Reserva Indígena Murunahua, ubicada en Ucayali, frontera con Brasil, se encontró con un indígena en contacto inicial. Este le comentó que estaba rumbo a la ciudad de Atalaya, a más de 400 kilómetros de distancia, para vender tortugas motelo (Chelonoidis denticulata) como carne.
A la semana y media, Catalina volvió a ver al indígena y le consultó cómo le fue con la venta. El hombre le respondió que no tenía dinero porque en el camino le cambiaron las tortugas por ropa usada.
Si bien en el Perú las familias de comunidades nativas, campesinas y pobladores rurales pueden cazar animales silvestres para su subsistencia alimentaria, según señala la Ley Forestal y de Fauna Silvestre, estas especies no pueden ser comercializadas sin un plan de manejo aprobado por la autoridad regional.
Si no se cumple este requisito, el comercio de la carne silvestre es parte del tráfico ilegal de fauna silvestre, la cuarta actividad ilegal más lucrativa del mundo después del tráfico de drogas, falsificación de dinero y la comercialización de armas, de acuerdo a la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID). La cadena del tráfico de fauna es: extracción, acopio y transporte, y la comercialización.
“Todos los indígenas somos cazadores porque nos alimentamos del bosque. Y solo comercializamos los animales [como carne] en las ciudades cuando hay una necesidad, como el inicio del año escolar: pago de matrícula, compra de útiles o si la familia se encuentra en una emergencia médica”, explica William Barbarán, comunicador indígena del pueblo shipibo-konibo en Ucayali.
El biólogo Pedro Pérez Peña, del Instituto de Investigaciones de la Amazonía Peruana (IIAP), señala que la venta de la carne silvestre puede iniciarse en S/ 5 el kilo de sajino en las comunidades y terminar costando hasta S/ 25 en los mercados citadinos. “Siempre —añade Pérez— los más beneficiados son los intermediarios”.
El investigador explica que elaborar un plan de manejo sostenible para comercializar carne silvestre cuesta entre 15 mil y 30 mil soles, dinero que no cuentan en las comunidades. Otra de las dificultades es conseguir el registro sanitario y los equipos para el almacenamiento y transporte de productos a los mercados locales.
Especies amenazadas por la demanda
Una pequeña extremidad de un mono se extiende sobre una mesa. El comerciante que ofrece el producto no sabe qué especie es, pero afirma que puede bajar el precio de la carne a S/ 24 el kilo. “Es difícil de conseguir”, dice el comerciante.
Los monos que viven en la amazonía sudamericana llevan el nombre científico de Parvorden platyrrhini, y son conocidos como “monos del nuevo mundo”. Estas especies no están incluidas en la lista de las especies aprovechadas para la caza porque legalmente están protegidas. Sin embargo, su carne se encuentra en los mercados de Pucallpa.
La prohibición del comercio urbano de carne silvestre data de 1976 y desde esa fecha no han sido considerados como parte de los planes de manejo de vida silvestre para uso sustentable. En una investigación publicada en el 2021 por once investigadores, donde participó Pedro Pérez Peña, evaluaron la comercialización de carne silvestre en el Mercado Belén de Iquitos, región Loreto, entre 1973 y 2018. En el estudio encontraron que en esos 45 años aumentó la comercialización en 19 especies.
Según los alcances del estudio científico, anualmente se comercializan 400 toneladas de carne silvestre de manera ilegal. Esto representó, en el 2018, un movimiento de 2.6 millones de dólares y se estima que esta práctica ilegal aportó el 0,76% al PIB de Loreto.
Las especies más vendidas en los mercados de Iquitos son el saíno (Dicotyles tajacu) y la paca (Cuniculus paca). El estudio recomienda la creación y el refuerzo de estrategias de gestión para garantizar que estas especies sean cazadas de forma sostenible.
En Loreto se han aprobado planes de manejo de vida silvestre en la Reserva Nacional Pucacuro y el Área de Conservación Regional Ampiyacu-Apayacu que permiten la venta legal de carne silvestre en mercados urbanos. En el caso de Ucayali no hay autorizaciones dadas para la caza comercial, según el Anuario Forestal y de Fauna Silvestre del 2022 del Servicio Nacional Forestal y de Fauna Silvestre (Serfor).
EL FOCO solicitó información a la Gerencia Regional de Flora y Fauna Silvestre de Ucayali para conocer el volumen e ingresos estimados por venta ilegal de carne silvestre, pero hasta el cierre de este informe no respondieron las consultas.
Joseph Portugal Álvarez, director ejecutivo de Servicio Nacional de Sanidad Agraria (Senasa) de Ucayali, por su parte, indicó que no existe ninguna autorización para el traslado de carne silvestre de la región Ucayali a otros territorios, por lo que todo tipo de comercialización es ilegal.
El funcionario precisó que el control sanitario de estos productos en los mercados locales es competencia de las gerencias regionales de Salud y de Flora y Fauna de Ucayali, cuyo gobernador es Manuel Gambini Rupay.
Sin sentencias por comercio ilegal
En el 2014 era común ver en los restaurantes de Pucallpa la venta de platos de comida a base de carne silvestre, recuerda el fiscal Froebel Campos Malpartida, del Segundo Despacho de la Fiscalía Especializada de Medio Ambiente de Ucayali. “Durante ese año y el 2015 —cuenta Campos— se realizaban operativos todos los días para que los restaurantes dejarán de ofrecer esos platos. Los conseguimos, pero aún se comercializan de madera oculta”-
Otra de las prácticas que también se combate desde hace años es la exhibición de partes de animales como pieles, cráneos y animales disecados. El fiscal Campos señala que una vez por mes realizan operativos en contra de la venta ilegal de especies vivas y el comercio de carne de animales silvestres.
El Código Penal peruano señala que el tráfico ilegal de especies de flora y fauna silvestre tiene una pena privativa de libertad de tres a cinco años. Sin embargo, la falta de pruebas y la terminación anticipada de los imputados no permite llegar a sanciones severas.
Luis Zari, asistente legal del Programa de Bosques de la Sociedad Peruana de Derecho Ambiental (SPDA), señala que no hay criterios unificados en las fiscalías para investigar y sancionar delitos de comercialización ilegal porque no se consideran los criterios de bienestar animal, conservación de la fauna, impacto a la diversidad biológica.
“Muchas veces los casos se archivan al ser investigaciones a individuos sin considerar las cadenas de tráfico (…) Con la nueva incorporación de este delito como organización criminal se espera que las investigaciones apunten a cadenas grandes”, anota Zari.
Hasta ahora no existe una sentencia por comercialización ilegal de carne silvestre en Ucayali. El comercio ilegal mientras tanto continúa en los mercados de Pucallpa.
Este reportaje fue producido con el apoyo de Earth Journalism Network y la Asociación de Periodistas El Foco