La Policía estaba segura de que Segundo Alejandro Sánchez Sánchez, paisano y hombre de confianza del presidente Pedro Castillo, sería atrapado el martes 11, junto al resto de los integrantes del llamado «Gabinete en la sombra». Era el pez gordo al que apuntaban.
La noche anterior, Sánchez Sánchez había abordado una camioneta Mercedes Benz, de color blanco y placa BFF-187, y enrumbado hacia el distrito de Asia, en Cañete. En todo el trayecto fue seguido de cerca por un grupo de agentes de inteligencia policial.
El empresario cajamarquino había salido de una casa ubicada al interior de una quinta del jirón Carlos Augusto Salaverry 1348, en Surquillo, donde estuvo escondido y protegido por algunos días. Dicha vivienda le pertenece a la madre de su última hija. ¿Sánchez Sánchez se iba a veranear a Asia, escapando del frío limeño? No necesariamente.

Sánchez llegó hasta un caserón de color blanco, ubicado en la zona agrícola de Pacay Alto, en Asia. La Policía conocía bien este inmueble.
El empresario cajamarquino se atribuye la posesión del inmueble, pero la propiedad no cuenta con registro alguno a su nombre, de acuerdo con una investigación realizada por EL FOCO.
La casa de Asia está en la mira de la justicia desde que el Equipo Especial de Fiscales contra la Corrupción del Poder, liderado por la fiscal Marita Barreto, recibió información que indica que su verdadero dueño no es Sánchez, sino un miembro de la familia presidencial.
La mañana del martes 11, los policías que lo habían seguido sabían que Alejandro Sánchez Sánchez se había quedado a dormir en la casa de Asia. La camioneta Mercedes Benz, de color blanco, con la que éste había llegado al lugar seguía aparcada, a pocos metros del inmueble.
A las seis de la mañana del martes 11 los agentes policiales recibieron la orden de allanar la propiedad. Dos horas después, se llevaron una tremenda sorpresa: Segundo Alejandro Sánchez Sánchez había desaparecido.
Una versión de la Policía señala que el amigo del presidente de la República recibió una llamada telefónica que lo alertó de la orden de captura en su contra y que lo obligó a escapar a pie, burlando a los efectivos que habían montado vigilancia alrededor de la casa de Asia.

En la casa de Asia, la Policía sólo encontró al hijo y a la madre del empresario, Vidalina Sánchez, a punto de tomar desayuno. La progenitora de Sánchez se negó a revelar el paradero de su hijo.
Los lugareños de la zona de Pacay Alto desconocen hasta ahora quién es el propietario real de la casa, ubicada en medio de terrenos agrícolas, donde Sánchez pasó la noche antes de escapar.
El nombre del empresario cajamarquino Segundo Alejandro Sánchez Sánchez no le resulta familiar ni siquiera al presidente de la Comunidad Campesina de Asia, Walter Aburto, por cuyas manos pasan todos los certificados de posesión de la zona rústica, según lo pudo verificar EL FOCO.
La casa de Asia está construida sobre un terreno de 2.3 hectáreas. Su valor aproximado asciende al millón de soles, sin contar el precio de la construcción, de acuerdo con documentos examinados por este medio.
Según Oktay Mert, el arquitecto turco que vivió en la propiedad junto a su pareja Nelly Torres Gonzales, la construcción cuenta con materiales importados de Turquía por un costo de 80 000 dólares.
Lo curioso aquí es que esta suntuosa propiedad no está a nombre del amigo del presidente. Una información recibida por del Equipo Especial de la Fiscalía indica que la casa de Asia le pertenecería, en realidad, al propio presidente Pedro Castillo o alguno de sus familiares más próximos. De hecho, ya anteriormente se especuló que Fray Vásquez Castillo, el sobrino prófugo del mandatario, estuvo escondido en esta propiedad.

La casa no está inscrita en Registros Públicos, pero Sánchez dijo que era suya. “Figura en la municipalidad la compra del terreno, claro que sí. Está a nombre de la empresa Aldalab Perú SAC”, aseguró Sánchez durante una entrevista en el dominical Panorama, a fines de julio, al ser increpado por no haber consignado la propiedad en registros públicos. Su afirmación, sin embargo, es falsa. Según la versión oficial proporcionada por la Municipalidad Distrital de Asia a EL FOCO, ni Sánchez ni ninguna de sus cuatro empresas tienen propiedad alguna en dicho distrito.
“Registralmente no tenemos ninguna empresa con esos nombres (Aldalab, OMA, Perurit). El señor Sánchez Sánchez tampoco existe dentro de nuestro registro predial”, confirmó Ricardo Marroquín, gerente de administración tributaria de la Municipalidad, en entrevista grabada.
A pedido de EL FOCO, Ericka Malásquez, registradora de la Municipalidad de Asia, realizó una búsqueda intensa de cualquier documento que acredite posesión de la casa para su posterior cobro de tributos, pero tampoco encontró evidencia alguna de Sánchez. Necesariamente las propiedades deben ser registradas, de lo contrario no tributarían. Se trata de una obligación que vendría siendo evadida por el empresario.

En el distrito de Asia, buena parte de los terrenos se encuentran a nombre de la Comunidad Campesina de Asia. Si bien Asia es generalmente conocida por sus residencias de playa, es también una zona tradicionalmente agrícola y famosa por sus plantaciones de durazno.
La Comunidad Campesina de Asia inició sus actividades el 6 de diciembre de 1932. Desde aquella fecha la comunidad se encarga de otorgar los certificados de posesión tanto a los comuneros oriundos como a sus nuevos compradores y, posteriormente, independizar las propiedades.
Si en la Municipalidad de Asia no hay rastros de Sánchez y de sus empresas, ¿existen documentos que lo acrediten como propietario del inmueble en los registros de la Comunidad Campesina de este distrito?
De acuerdo a un documento proporcionado a EL FOCO por la Comunidad Campesina de Asia no existe ningún registro que indique que Alejandro Sánchez Sánchez es el verdadero propietario del caserón de Asia. Nada.
El terreno agrícola en el que fue construida la casa hasta el momento no se encuentra independizada de la Comunidad. En teoría aún le pertenece a la Comunidad Campesina como institución. El terreno solo cuenta con un certificado de posesión a nombre del comunero Timoteo Santiago Yaya Villalobos.
Durante la entrevista en Panorama, Sánchez Sánchez aseguró también que su casa de Asia era “un modelo piloto”. Las casas piloto suelen ser armadas por las constructoras para ser apreciadas por los potenciales clientes. Esta actividad correspondería al rubro de OMA Construction, la empresa que Sánchez tiene, junto al turco Çevik Mehmet. De tratarse de una casa piloto, se configurarían señales de una actividad comercial para cuyo funcionamiento no se solicitó licencia.
Los registros solo dan cuenta del terreno, pero sobre la casa y sus permisos de construcción no hay rastro alguno. “Está en falta, dado que no ha declarado la inscripción de su predio. Estamos hablando, uno, de una falta tributaria, y dos que no ha declarado la construcción. Si tiene intenciones de que la construcción tenga una finalidad comercial debería solicitar los permisos correspondientes, incluso los permisos de defensa civil que por lo que veo hasta la fecha no hay registro”, manifestó el gerente municipal Ricardo Marroquín.

En los registros de Infocorp de Alejandro Sánchez no figuran préstamos o hipotecas a su nombre para la compra o construcción de tan costosa propiedad. Esto último da a entender que los pagos para la compra del terreno y la construcción del inmueble de Asia fueron realizados en efectivo. Esta información abona la sospecha de que Sánchez solo sería un presunto testaferro, según fuentes confiables del Ministerio Público.
Pese a la solicitud de entrevista tramitadas antes que esté en la clandestinidad, el empresario cajamarquino prefirió no dar declaraciones al respecto y se limitó a responder que se trata de información confidencial. “Demuestre con pruebas lo cual usted me está incriminando, esa información no le compete tenerla a usted, solo a la Fiscalía si lo solicita”, respondió a EL FOCO.
Sánchez es señalado como parte una red de corrupción que, siguiendo el esquema ya visto en los Ministerios de Transportes y Vivienda, obtuvo contratos de obras públicas a cambio de sobornos. El empresario habría sido favorecido con algunos contratos millonarios en el Estado, gracias a su amistad y cercanía con el presidente de la República, Pedro Castillo. Ahora, al igual que Juan Silva y el sobrino del mandatario, está prófugo.