La vida de “Maribel” cambió cuando conoció a Cristopher Núñez del Arco Serpa, el novio de su mamá. A sus cortos 8 años, “Maribel” no había tenido un padre amoroso, responsable, que la protegiera a ella y a sus dos hermanos. Con quien, sencillamente, hacer las tareas del colegio o ver una película los fines de semana.
En sus recuerdos no existe una imagen de sus padres biológicos unidos como pareja. De lo que sí tiene memoria es que su papá la visitaba, de manera irregular, los domingos, hasta que un día dejó de buscarla, cuando ella cursaba el tercero de primaria.
La pequeña lo extrañaba tanto que le escribía mensajes a su celular, le comentaba sus fotos por redes sociales, pero él la dejaba en visto. El rechazo y la indiferencia paterna la sucumbían en una tristeza profunda que tardaba varios días en superarla.
Su familia más íntima la conformaba, por entonces, solo sus dos hermanos y su mamá, hasta que un día apareció en su vida el abogado Cristopher Núñez del Arco Serpa.
“Era mi amigo de la adolescencia, con quien me reencontré después de mucho tiempo. Empezamos a salir y nos hicimos pareja”, relata la mamá de “Maribel”, una empresaria de 39 años.
Fue en su cumpleaños del 2015 que la mujer aprovechó la ocasión para presentar a Núñez del Arco a sus tres hijos. Desde el primer instante, el abogado se metió a los niños al bolsillo con bromas y apañándole sus travesuras.
Empezó a ir a la casa de los pequeños más seguido hasta que un día decidió quedarse a vivir con ellos y cumplir de esa manera la función de lo que se denomina “la figura paterna”.
“Jugaban bastante, le enseñó a cocinar a mi hija, ella lo consideraba como un padre. Veíamos películas juntos, hemos viajado. Nunca desconfié de él porque lo conocía de adolescente, de toda la vida. Nunca vi nada extraño”, comenta la mamá de la menor.
“Maribel” se encariñó tanto con el abogado que soñaba con cambiarse su apellido paterno por el de Núñez del Arco. Cuando se lo comentaba, él le respondía, con una sonrisa, que podían hacer los trámites, que él también deseaba lo mismo, que siempre quiso tener una hija y que mejor que fuera ella, su preferida.
Pero, no todo era armonía en el hogar. Las peleas de la pareja afectaban indirectamente a la menor porque cuando Núñez del Arco se iba de la casa, en un arrebato, ella lo extrañaba. Luego, las reconciliaciones venían acompañadas de parrillas, juegos de mesa, abrazos y planes de viajes en la familia.
En el 2020, en plena pandemia, la menor cumplió 14 años. Mientas su mamá se iba a trabajar, ella y sus hermanos quedaban al cuidado de Núñez del Arco, que trabajaba desde casa. En esos días de encierro, el abogado dejó de ver a “Maribel” como la menor a quien debía proteger y se convirtió en el sujeto que —según la denuncia de la adolescente— la violó tres veces.
EL ENEMIGO EN CASA
“Maribel” ha relatado a su madre que Núñez del Arco empezó a ser más «cariñoso» con ella desde que tenía 13 años, que la sentaba en sus piernas, pero ella no sospechaba de una mala intención. Una vez le tocó las nalgas, pero se disculpó rápidamente aduciendo que había sido de casualidad.
“Con el tiempo hubo ocasiones en que él le dejaba de hablar, era indiferente y ella se sentía mal, se ponía nerviosa. Luego supe que la tenía amenazada, que le pedía que le mande fotos de ella desnuda y como mi hija se negaba, él la ‘castigaba’ dejándole de hablarle”, cuenta la mamá de la menor.
Luego de varias terapias psicológicas, la mujer ha llegado a la conclusión de que su hija se encontraba, en esos momentos, en un callejón sin salida. Era abusada sexualmente, pero tenía mucho miedo de contar la verdad y denunciarlo.
La madre notó que el carácter de su hija había cambiado. Ya no conversaba como antes, se encerraba en su habitación varias horas, permanecía callada en los almuerzos. Creyó que era parte del proceso de la adolescencia, pero un día decidió preguntarle qué le afligía, por qué había cambiado, y “Maribel” rompió en llanto.
“Le tuve que pedir, por favor, me diga la verdad, pero ella solo lloraba y temblaba. Hasta que finalmente me dijo que Cristopher la había tocado en sus partes íntimas”, relata la mamá.
En ese instante, la mujer tuvo la corazonada de revisar el celular de Núñez del Arco, que casualmente el sujeto había olvidado en casa. Entre sus videos y fotos, encontró lo que su hija se resistía a decirle. En un video de cerca de tres minutos, se observa a su pareja abusando sexualmente a su hija. El video fue grabado en agosto del 2021 cuando recién había cumplido 15 años y él tenía 40 años.
“Fue terrible. Me quería desmayar, mi hija no dejaba de llorar”, dice, sollozando, la mujer. “Siempre le dije que no se meta con mis hijos”, resalta.
La adolescente le confesó a su mamá que fueron tres ocasiones en que Cristopher Núñez del Arco “se echó encima mío y me penetró”; en diciembre del 2020, cuando ella tenía 14 años, en agosto del 2021 y en diciembre del 2021.
En más de una ocasión, la menor de edad quiso contarle a su mamá lo que estaba sucediendo, pero Núñez del Arco la amenazó con llevarse al bebe que recién había tenido con su mamá, y abandonar a la familia para siempre.
Cuando le pedía fotos de ella desnuda por Instagram y ella se negaba, el castigo era dejarle de hablar varios días. “Todo este tiempo mi hija ha estado viviendo una pesadilla”, dice la mamá de “Maribel”.
Aún afectada por haber descubierto que su hija era una víctima de abuso sexual, la mujer llamó por teléfono a la policía. Cuando Núñez del Arco, llegó a la casa, sin saber lo que había pasado, dos agentes lo detuvieron. Mientras lo subían al patrullero, él negaba los cargos a gritos.
La denuncia fue puesta el 30 de agosto del 2022 y hasta la fecha el Ministerio Público no resuelve nada, y Núñez del Arco, luego de dos días de estar detenido preliminarmente, fue puesto en libertad.
El sujeto tiene un estudio de abogados y es asesor legal del Grupo Norte y Organic Aroma Cocoa Perú, según su perfil en LinkedIn. También es capitán el equipo de fútbol del Colegio de Abogados de Lima (CAL). Al respecto, el decano del CAL, César Bazán, resalta que hay una investigación abierta contra Núñez del Arco y que en dos meses se sabrá qué tipo de sanción recibirá.
Núñez del Arco nunca respondió los mensajes que se le enviaron para tener su versión. Se sabe que su defensa legal viene sosteniendo que él no violó a la menor porque «todo fue consentido», además que «ella no opuso resistencia».
UN DELITO DE VIOLACIÓN
Liliana Calderón, abogada que lleva la defensa legal de “Maribel”, denuncia que las fiscales a cargo del caso, Vilma Torres y Jessenia Gonzales, de la Fiscalía Especializada en Violencia contra la Mujer, jamás tomaron en cuenta el video del celular ni el testimonio de la menor. Mucho menos recabaron pruebas para armar un caso solido de violación sexual y llevarlo a los tribunales de justicia.
“Pudieron ampliar las investigaciones o pedir la prisión preventiva, pero lo dejaron en libertad, tampoco revisaron su laptop y el video con la evidencia no fue tomado en cuenta desde un primer momento”, puntualiza la abogada.
Raiza Arroyo, abogada que también lleva el caso de “Maribel”, agrega que solicitaron al Ministerio Público que las fiscales Torres y Gonzales sean apartadas del caso por “incurrir gravemente en sistemáticas irregularidades durante el desarrollo las investigaciones”, pero nada de eso ocurrió.
Para la abogada y exministra de la Mujer Rosario Sasieta, estamos claramente frente a un caso de violación sexual y Núñez del Arco puede recibir una pena de 20 a 26 años de cárcel. Sasieta explicó que Núñez del Arco habría usado la violencia psicológica, aprovechándose de un entorno de coacción, para abusar de la menor. “Y tiene el agravante de que era el padrastro, es decir una persona cercana dentro de la familia, por eso la pena aumenta”, precisa.
La directora de la ONG Flora Tristán, Liz Meléndez, recalca que una vez más se evidencia la dejadez del Ministerio Público para llevar adelante un caso de violación sexual. “La policía actuó bien, lo detuvo, pero la fiscal lo dejó libre, por lo tanto, no hay sentencia”, dice Meléndez.
Para ella, el vínculo entre “Maribel” y su padrastro, es una relación de poder y eso es una agravante más al delito de violación sexual.
“El quedarse callada en el momento que están abusando de ella no significa que haya dado su consentimiento. Para que haya consentimiento, no tiene que estar siendo amenazada, no debe estar en un entorno de presión, ni de estrés, ni de miedo, tampoco ser chantajeada, atemorizada o estar en una relación de poder. Y en este caso, la menor sí vivió todo eso”, explica Meléndez.
“Maribel” ahora tiene 16 años, lleva terapias psicológicas y cursa el quinto de secundaria. “Decidí que lo mejor sería mudarnos a otra casa como para empezar de cero. Mi hija se siente más tranquila, socializa con sus compañeros de clase. El haber regresado de manera presencial al colegio le hizo mucho mejor. Solo queremos superar esta pesadilla y que se haga justicia”, dice la mamá de “Maribel”.