Raúl Samillán: “Como sociedad todavía tenemos un lado humano”

Testimonio de la lucha del presidente de la «Asociación de Mártires y Víctimas del 9 de Enero» por encontrar justicia para su hermano Marco Antonio y los otros 17 ciudadanos asesinados en Juliaca durante las protestas contra el gobierno de Dina Boluarte.

El profesor Raúl Constantino Samillán Sanga sale todos los días a las siete de la mañana desde su vivienda en Juliaca hacia su centro de trabajo en el Instituto de Educación Superior Pedagógico de Huancané, en el distrito puneño del mismo nombre. Es un viaje de una hora. Este es su primer año en la institución, donde dicta los cursos del área de psicología: Desarrollo de la primera infancia y Desarrollo de la creatividad.

El 9 de enero, en medio de las protestas ciudadanas contra el gobierno de Dina Boluarte, el hermano de Raúl, el médico Marco Antonio Samillán, salió al auxilio de los heridos. Ese día 18 personas fallecieron, según recopila el informe de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), entre transeúntes y manifestantes. Uno de ellos fue Marco Antonio.

El joven médico no era parte de las protestas. La CIDH indica que se encontraba auxiliando a una persona en el momento de su deceso. Debido a su valentía en el cumplimiento de su labor de médico, la Universidad Nacional del Altiplano, su casa de estudios, le otorgó el título honorífico de médico cirujano.

Dos días antes de la partida de Marco Antonio, el 7 de enero, se habían cumplido seis años del accidente en el que fallecieron su madre y su menor hermana María Inés. Fue un accidente de carretera en la vía que unía los centros poblados de Imata y Crucero Alto. La familia Samillán Sanga volvía a perder a un miembro de su familia.

Marco Antonio Samillán (centro) acompañado de dos compañeros de la carrera de medicina humana. Santillán falleció en Juliaca mientras auxiliaba a un herido durante las protestas contra del gobierno de Dina Boluarte. (Foto: Difusión)

En medio del duelo, el 14 de febrero, Raúl fundó con otros deudos la «Asociación de Mártires y Víctimas del 9 de Enero». Desde entonces Samillán ha sido uno de los personajes más visibles de la lucha por encontrar justicia. Raúl es el tercero de nueve hermanos de la familia Samillán Sanga. Nació y estudió en Juliaca, donde culminó sus estudios superiores en la carrera de educación básica regular. Luego estudió psicología en la Universidad Andina Néstor Cáceres Velásquez. Desde el 2008 ha recorrido distintas regiones del sur del Perú como docente.

Entre marzo y abril, luego de la partida de Marco Antonio, Raúl estuvo desempleado. “Debido a todo el contexto que estaba viviéndose yo prácticamente perdí mi puesto de trabajo”, explica Samillán. Liderar lucha por encontrar justicia para las 18 familias de los fallecidos y más de 80 heridos le hizo descuidar su carrera profesional. Algunas de sus labores demandaron que se tenga que movilizar constantemente desde Juliaca a la ciudad de Lima.

Samillán ha sido testigo en las investigaciones de la Fiscalía y ha acompañado el proceso junto a otras organizaciones como la Coordinadora Nacional de Derechos Humanos y Amnistía Internacional. Su trabajo como cabeza de los deudos le trajo complicaciones económicas, y las deudas empezaban a tocar su puerta.

El caso de Samillán es también el de otras familias de víctimas de la asociación que preside, que perdieron sus trabajos o se quedaron sin sustento económico. “La mayoría son de extrema pobreza, tienen trabajos independientes. Incluso los que han fallecido los padres han dejado huérfanos y viudas. Eran el sustento del hogar y prácticamente de la familia”, indica Samillán.

Puno se encuentra entre las regiones con la más alta incidencia de pobreza, entre el 39,4% y 43,3%, según datos del Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI). El 46,2% de la población de Puno vive en centros poblados rurales, según el Censo Nacional de Población y Vivienda de 2017.

Raúl Samillán, presidente de la «Asociación de Mártires y Víctimas del 9 de Enero»: “Ver tantas personas unidas, alcanzando una flor, un pan o lo que podían, alguna moneda, o medicina, frazadas, eso todavía, en lo personal, me hace ver que como sociedad todavía nosotros tenemos ese lado humano”. (Foto: Facebook)

La «Asociación de Mártires y Víctimas del 9 de Enero» realizará próximamente una asamblea en la que analizarán las siguientes acciones del colectivo. Se discutirá el problema de que las investigaciones de la Fiscalía se trasladen a Lima. “La fiscal de la Nación ha ido cambiando la carpeta de fiscalía en fiscalía y eso está entorpeciendo nuestras investigaciones”, indicó Samillán. “Hemos hecho plantones en la fiscalía de Juliaca, pero como no atienden nuestros pedidos pensamos que de repente llegando a la ciudad de Lima nos podrían dar un espacio para atender nuestro pedido”, añade.

Los deudos de Juliaca no han estado solos en su lucha. Samillán recuerda los grandes gestos que marcaron una diferencia en su lucha por encontrar justicia: “La población de Juliaca nos han entregado apoyo, llegaron en cajas, colectas, con monedas soles, que le entregaron acá de herido o en algunos casos les entregaron alimentos vive de eso en otros casos hubo medicina”. También destacó el apoyo legal de los abogados voluntarios que prestaron sus servicios a las familias. Resaltó el apoyo brindado por los abogados Wilmer Quiroz y César Quispe, y la ONG Derechos Humanos y Medio Ambiente (DHUMA).

Otro gesto de solidaridad que recuerda Samillán fue cuando un grupo de personas y asociaciones religiosas les brindaron hospedaje y comida cuando llegaron a Lima el 28 de julio para el Paro Nacional contra el gobierno de Boluarte. “Ver tantas personas unidas, alcanzando una flor, un pan o lo que podían, alguna moneda, o medicina, frazadas, eso todavía, en lo personal, me hace ver que como sociedad todavía nosotros tenemos ese lado humano”, dice Samillán.