El último jueves 4 de febrero, todos los miembros del comité editorial de Acta Médica Peruana, revista científica del Colegio Médico del Perú, renunciaron a sus cargos. Tomaron la decisión luego de que tres días antes el Fondo Editorial del gremio solicitara al decano Miguel Palacios la salida del editor en jefe, Percy Mayta-Tristán.
El pedido no se debió a razones técnicas o profesionales, como reconoce el doctor Edén Galán-Rodas, secretario del Interior del Colegio Médico y editor científico. “Nosotros realmente valoramos muchísimo la labor que viene realizando el doctor Mayta-Tristán y su grupo de trabajo. La revista ha escalado en indizaciones y eso le da mucha visibilidad a las publicaciones científicas de los médicos”, dijo a EL FOCO. La renuncia se da justo cuando la revista está en proceso de incorporarse a Scopus, una de las bases de datos más prestigiosa en el campo científico.
La dimisión del comité editorial de Acta Médica Peruana se debió a las continuas interferencias a la independencia editorial de la revista de parte del vicedecano Ciro Maguiña, quien también se desempeña como director general del Fondo Editorial y dentro del cual está inscrita la revista científica. La gota que rebalsó el vaso fue el reciente pedido que hizo Maguiña de retirar a Mayta-Tristan de la dirección. El salubrista de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos asumió el cargo de editor en jefe de Acta Médica Peruana en 2016, luego de lograr que la revista científica del Instituto Nacional de Salud se indexe a Scopus.
Hasta antes de la pandemia la relación entre el Fondo Editorial y la revista iba por buen cause. Ambos órganos del Colegio Médico remaban para que Acta Médica Peruana ingrese a Scopus. “Mientras más revistas se indexen significa que la ciencia en nuestro país es relevante. Es una herramienta para medir la evolución de la ciencia y su calidad”, sostiene el investigador Juan More Bayona, doctor en inmunología comparada. Según SCImago Journal Rank, plataforma estadística de la influencia científica, Perú solo tiene catorce revistas indexadas a Scopus; Chile, 110; Colombia, 115; Argentina, 72; y Venezuela, 37.
En el caso de Acta Médica Peruana, su proceso editorial maneja un doble filtro. La publicación de un artículo no solo tiene que pasar por la evaluación del comité editorial sino también por la revisión por pares. “La revisión por pares es cuando un grupo de investigadores externos, especializados en el tema que se aborda, revisan el texto para evaluar su calidad científica”, indicó More Bayona.
Cuando la Covid-19 llegó al Perú, la armonía en el Colegio Medico se rompió. Ciro Maguiña, infectólogo de la Universidad Cayetano Heredia, ingresó al comité de expertos del Ministerio de Salud desde marzo de 2020, y por lo tanto pasó a tener un peso en las decisiones del Estado sobre las estrategias para combatir el nuevo coronavirus. Desde un inicio, Maguiña impulsó el uso de medicamentos como hidroxicloroquina, azitromicina e ivermectina para paliar los síntomas de la COVI-19. Todo ello, pese a que no se contaba con evidencia científica sólida de su eficacia.
Así, en una carta dirigida al editor de la revista titulado “El manejo de la COVID-19: un dilema entre la ciencia y el arte terapéutico”, publicado en la edición abril-junio de Acta Médica Peruana, Maguiña señaló: “En plena pandemia, el médico presentará dos opciones a un paciente enfermo de Covid-19. La primera será indicar que esta nueva enfermedad no tiene una terapia definida (…) La segunda será indicarle que hay algunas investigaciones sustentadas en datos de análisis in vitro y/o datos clínicos, cuyas conclusiones son mixtas (algunas a favor de su uso y otras en contra) respecto la utilidad de usar drogas como la azitromicina, hidroxicloroquina, ivermectina, doxiciclina, metilprednisolona, y tocizilumab, etc., pero que podrían ayudar en algo a su pronóstico”.
En la siguiente edición de Acta Médica Peruana (julio-setiembre), se publicó un editorial titulado “El uso de drogas sin efecto demostrado como estrategia terapéutica en Covid-19 en el Perú”. En este texto, el médico internista y doctor en Ciencias Médicas Alonso Soto alertaba de las consecuencias de adoptar una estrategia estatal en base a estos fármacos. “El uso de tratamientos sin sustento científico como medida de salud pública es un mal precedente que puede fomentar el uso de muchas otras terapias no probadas (como el dióxido de cloro). Y es difícil enfrentar este fenómeno si los decisores a nivel del Minsa se basan en terapias sin evidencia científica”, escribió.
Aquí se produjo el primer conflicto. Antes de que se publique el artículo de Soto, Maguiña había enviado una propuesta de editorial. El texto marcaba una posición de respaldo a la comisión de expertos del Minsa en relación con el uso de hidroxicloroquina e ivermectina; sin embargo, este no fue aprobado en el proceso editorial. “Esta editorial (de autoría de Soto) provocó un poco el malestar de miembros del Consejo Nacional (del Colegio Médico) y en específico del doctor Maguiña porque se decía que iba un poco en contra de la línea del Colegio Médico, que estaba apoyando la comisión de expertos en el tema de los medicamentos, pero la editorial pasó por la revisión de pares y todos los procesos necesarios”, dijo a EL FOCO la investigadora Yolanda Ángulo, miembro del comité editorial de Acta Médica Peruana.
Ángulo explicó que Maguiña, luego envió más cartas al editor para ser publicadas, pero que no fueron aceptadas porque no cumplían con los parámetros básicos del proceso editorial. “Nuestra decisión tuvieron razones sustentadas que se enviaron por correo electrónico. En nuestro trabajo hemos sido estrictos ya que había el compromiso de indizarse a Scopus y ahí se mide mucho la calidad de los procesos editoriales, que estén bien hechos, bien conformados”, apuntó.
Mayta-Tristán indica que los principales problemas derivaron por la intención del vicedecano Maguiña de impulsar el tratamiento con estos fármacos para combatir la COVID-19. “Uno puede sugerir o plantear, pero hay un proceso independiente que decide lo que se publica. Todo el tema ha sido este ímpetu personal (de Maguiña) de imponer una agenda de medicamentos que se deben usar para la COVID-19”, expresó Mayta-Tristán a este medio.
Ante las interferencias de Maguiña, el comité editorial de la revista mandó en setiembre del año pasado una carta al decano Miguel Palacios para consultar si el Comité Ejecutivo Nacional (CEN) del Colegio Médico ratifica la independencia editorial de la revista. En el escrito, el comité señala que Maguiña les ha comunicado que sus decisiones dependen del Fondo Editorial y del CEN del gremio.
“Lo que tenemos es un reclamo o una alerta que nos hizo llegar el comité editor, pero no mayor detalle. Siempre hay intereses o conflictos de intereses, pero depende del comité editorial valorar si aceptan o no un artículo. Nosotros no hemos respaldado al doctor Maguiña en este tipo de desavenencias que han podido tener con el comité y esto es una muestra de que respetamos la independencia editorial, si no la hay, no estamos hablando de una revista científica seria sino de un boletín institucional ”, indicó Galán-Rodas.
Tras este episodio, el Fondo Editorial del gremio, con Ciro Maguiña a la cabeza, empezó a preparar un nuevo reglamento con implicancias en el funcionamiento de la revista científica y su perfil técnico, pero sin consultarlo con los miembros del comité editorial, a pesar que de ellos partió la idea de perfilar las características de quienes deberían guiar la revista.
Diez días antes de que el Fondo Editorial pida la salida del editor en jefe Percy Mayta-Tristán, el doctor Alberto Zolezzi, director de la revista, lo llamó para sugerir que su renuncia terminaría con este conflicto, pero que converse con el resto del equipo editorial para que permanezcan. Su sugerencia no fue aceptada.
El 4 de febrero el CEN del Colegio Médico se reunió para evaluar el pedido del Fondo Editorial para cambiar al editor en jefe. El doctor Galán señala que en esa reunión no tomaron ninguna decisión sobre la permanencia o el cambio en el comité editor debido a que su periodo se cumple recién en la quincena marzo de este año. Maguiña; sin embargo, pensaba distinto. Ese día publicó en su Facebook: “Lamento que médicos de escritorio que nunca han manejado pacientes y hablan de ciencia y data como Percy Mayta una vez más mientan y difamen temas del Colegio Médico”. Días después pidió disculpas por esas palabras.
Las expresiones públicas de Maguiña marcó la decisión final. “La publicación no tenía nada que ver con lo que se estaba discutiendo. Si se va a manejar las cosas así, de que tú tienes una discusión técnica y la vas a llevar al terreno de la ofensa personal ya todo se desdibuja. Luego de pensarlo muy bien, decidimos que la situación era insostenible y probablemente la presión iba ir en aumento sin el doctor Mayta”, indicó Ángulo. “En teoría el Colegio Médico no ha decidido sobre mi permanencia, pero ante una continua intromisión que consideramos una falta de respeto a nuestro trabajo editorial, decidimos no esperar”, agregó Mayta-Tristán.
Consultado por EL FOCO, Ciro Maguiña negó cualquier tipo de interferencia en la independencia del comité editorial. Aseguro que no existen pruebas sobre estas denuncias, a pesar de las comunicaciones formales del comité. “Eso es la pura opinión del doctor Mayta-Tristán. Es mentira”, dijo. Añadió que los motivos por los que pide la salida del editor en jefe es por renovación de personal. No dio razones de fondo sobre su desempeño. Sobre el reglamento del Fondo Editorial, indicó que no había nada que consultar con el comité ya que el órgano competente para que sea aprobado es el Consejo Nacional del Colegio Médico. “Uno llama a las personas que se adaptan al reglamento, no al revés. Si vamos hacer los caprichos de las personas, no existen las instituciones”, añadió.