Kerly Garavito
Afroperuana e integrante de Ruray, colectiva feminista barrial de San Martín de Porres. En Twitter está como @afrofeministak.
“Soy antirracista y anticolonial. Con mi colectiva practicamos el activismo feminista desde mi distrito San Martín de Porres, porque no nos sentimos hermanadas con el feminismo de Miraflores o de Barranco. El Perú viene arrastrando el racismo desde la colonia y todavía no lo hemos superado. Hay un sector de peruanos que sigue deshumanizando al otro. Eso es lo que hizo Vania Torres. Todos tenemos una identidad, pero lo que ella trató de hacer es poner a las personas andinas como inhumanas, quitándoles la dignidad y fortaleciendo los estereotipos. En resumen: los quiso poner como personas de segunda categoría.
Vania Torres hizo lo mismo que hacen en la televisión con el “Negro Mama” o cuando interpretan al jugador Jefferson Farfán, a quienes los retratan como si hablaran mal o fueran tontos. Así refuerzan la imagen que había en la colonia de las personas negras. Los que hacen eso, no se quitan de su cabeza ese imaginario. Fortalecen narrativas racistas y coloniales. Ello se puede ver hasta en el trato que a veces la Policía y los ministerios dan a las personas afrodescendientes. Yo he tratado de no ver lo de Vania. Eso me hace daño y, a la vez, me da cólera. No puede ser que a estas alturas estemos retratando así a las personas.
Poner imágenes de ese tipo cuando justo estaba hablando una mujer afroperuana es una agresión, es una amenaza. Así se están comportando las personas blancas con quienes defendemos la lucha antirracista. Yo no tengo dudas que me querían mandar el mensaje de que me calle y no siga hablando.
Antes de que suceda lo de Vania, yo tuve un intercambio de mensajes con ella. En una cuenta de Instagram llamada “Influencers in quaranine” pusieron una imagen que decía que una chica se ‘meta con un negro’, sexualizando a los hombres afrodescendientes, y Vania puso un emoji aludiendo a que los hombres negros tienen el pene más grande. Yo le contesté para señalarle el racismo que estaba reproduciendo y ella me contestó: “una cosa terrible”. Lo hizo en tono burlón. Estaba siendo racista y para ella eso era normal. Lo mismo hizo meses atrás cuando dijo que ‘los venezolanos iban a venir a mejorar a los peruanos’.
El último sábado 15 fui invitada por un grupo de estudiantes de filosofía de la Universidad de San Marcos a un conversatorio virtual sobre racismo y clasismo en el Perú. El primer ponente fue Víctor Vich, habló durante veinticinco minutos y todo transcurrió normal. Luego tocó mi intervención y cuando iba por la mitad, alguien interrumpe y el moderador le pide que apague su micrófono. Pasaron unos segundos, y un anónimo comparte su pantalla y pone un video porno de hombres blancos sometiendo sexualmente a mujeres negras.
Poner imágenes de ese tipo cuando justo estaba hablando una mujer afroperuana es una agresión, es una amenaza. Así se están comportando las personas blancas con quienes defendemos la lucha antirracista. Yo no tengo dudas que me querían mandar el mensaje de que me calle y no siga hablando. El video porno en el conversatorio no es el primer mensaje amenazador que he recibido. En Twitter tengo que estar bloqueando los mensajes racistas que me llegan.”