Entre abusos de empresas y usuarios, los repartidores se sindicalizan

Ayer fue la primera protesta organizada por SINTRAPLADI, el sindicato que agrupa a motorizados que trabajan para Rappi, Pedidos Ya y otras plataformas. Las empresas digitales ofrecieron bonos y aplicaron sanciones para evitar que los repartidores salgan a defender sus derechos.

Juan, migrante venezolano de 23 años, se unió a Rappi e InDriver en noviembre del 2023 para ser repartidor a tiempo completo. Trabajaba en un autolavado, pero lo que ganaba era insuficiente. Ahora gana entre 80 y 100 soles al día por 12 horas de trabajo. “Un pedido de un km puede pagar 2.8 soles,” dice Juan.

Eso incluye ir al restaurante, esperar por la comida y llevarla a la puerta de quien lo pidió, tome el tiempo que tome. Las propinas dependen del usuario. A sus ganancias, Juan le descuenta la gasolina y el mantenimiento de su moto, una Rizzio hecha en China, por la que le paga a un conocido cuotas de 450 soles mensuales hasta cubrir ocho mil soles. El doble de lo que cuesta al contado.

Motorizados afuera del domicilio legal de Rappi, en San Isidro, donde dejaron un pliego de reclamos. (FOTO: Alfonso Silva Santisteban)

Como Juan, son miles de personas, la mayoría migrantes de Venezuela, las que a través de aplicaciones como Rappi, PedidosYa, InDriver o Didi, recorren las calles de Lima en sus motos, haciendo mandados por los que cobran unos pocos soles. Forman parte de un modelo de negocio establecido en muchos países del mundo, la llamada gig economy o economía del cachuelo, en el que no son considerados trabajadores.

El sindicato de repartidores

Cualquiera puede afiliarse para ofrecer servicios a través de las aplicaciones de reparto o mensajería. El trámite es bastante sencillo y toma unos minutos. Pero tanto en Perú, como en otros países de América Latina o de Europa, suelen ser las personas migrantes quienes copan el sector. “Son las poblaciones donde hay más falta de regulaciones de derechos laborales”, dice Harvey Buitrago, migrante venezolano y secretario general del Sindicato de Trabajadores de Plataformas Digitales (SINTRAPLADI).

La protesta fue pacífica y los motorizados dieron arengas pidiendo el reconocimiento de sus derechos como trabajadores independientes. (FOTO: Alfonso Silva Santisteban)

El SINTRAPLADI obtuvo la habilitación del Ministerio de Trabajo el 28 de noviembre del 2023. Se formó con la intención de negociar mejores tarifas con las empresas y obtener el reconocimiento de derechos como trabajadores independientes. Actualmente tiene alrededor de 500 inscritos, de 5,000 repartidores que operan en el país, según sus propias estimaciones. La mayoría son migrantes venezolanos, seguido de colombianos y en menor cantidad peruanos.

«El cliente siempre tiene la razón»

Aunque, son reconocidos como colaboradores y no como trabajadores, tanto los aplicativos como los usuarios, tienen la posibilidad de penalizar a los repartidores. “En los términos y condiciones dicen que no estamos obligados a tomar los pedidos. Pero si no los tomas te bloquean,” dice Buitrago.

Hace cinco días, Teddy, un motorizado venezolano, llegó a un local en la avenida Emancipación a buscar unos moldes de odontología que debía llevar a Jesús María. “Tienes que subir,” le dijo el cliente. Teddy no quería arriesgarse a una papeleta al dejar la moto mal estacionada y pidió que alguien bajara a entregarle el paquete. El cliente decidió cancelar el pedido. A los pocos minutos Teddy notó que lo había reportado.

La Policía pidió documentos de identidad y revisó a los repartidores que se congregaron para la movilización. (FOTO: Alfonso Silva Santisteban)

“Me llegó un mensaje del aplicativo que decía que me habían bloqueado por 24 horas”. Era un viernes por la tarde. Al día siguiente, su calificación había bajado. “Me va tomar unos 20 días recuperar mi puntaje,” dice Teddy. Los usuarios suelen escoger a quienes tienen mayor calificación. Ahora tendrá que tomar más pedidos. Como InDriver funciona con un sistema de subasta inversa (el usuario puede escoger a quien ofrece menor precio), deberá cobrar menos dinero por kilómetro recorrido si quiere compensar la disminución en su puntuación.

Cuando Roberto, un repartidor peruano llegó a recoger las dos bolsas especificadas para un servicio de traslado, se dio con la sorpresa de que se trataban de dos bolsas de cemento de 25 kg cada una que debía cargar en la moto. Pidió algo más que los cuatro soles y medio que iba a recibir por los cuatro kilómetros de recorrido. Lo calificaron con una estrella.

Rappi efectuó diversas acciones para obstaculizar la protesta. Al menos tres personas fueron eliminadas de la aplicación por defender sus derechos. (FOTOS: Alfonso Silva Santisteban)

“Si el restaurante se equivoca con el pedido y el cliente no lo quiere aceptar, la aplicación nos la descuenta en forma de deuda”, dice Juan. Lo mismo sucedería si tuvieran un accidente y no entregan el pedido. Como estas, son múltiples las anécdotas relatadas por los repartidores, que incluyen abusos tanto de empresas, como de usuarios.

Paro, obstaculización y siguientes pasos

A fines de febrero, el SINTRAPLADI, anunció un paro de repartidores para ayer, 11 de marzo. Alrededor de 50 motorizados llegaron por la mañana al punto de encuentro en la Costa Verde, a la altura de San Miguel. El recorrido incluyó paradas en los domicilios legales de PedidosYa, en Miraflores, y de Rappi ,en San Isidro. Los manifestantes mostraron pancartas exigiendo pagos justos y declararon a los pocos medios presentes. Una veintena de policías en motos acompañó la protesta.

Una veintena de policías en moto acompañó el recorrido de los repartidores que comenzó en San Miguel y terminó en Miraflores. (FOTO: Alfonso Silva Santisteban)

Rappi fue una de las empresas que puso en marcha diversas estrategias para afectar la movilización. El aplicativo ofreció bonos de hasta 50 soles para quienes atendieran pedidos el día de la protesta. Los incentivos se suelen ofrecer en los días de mayor uso como viernes o sábados. Nunca un lunes y nunca con esos montos, explicaron los repartidores. “Hoy con los incentivos, se podría hacer algo así como 200 soles”, dice Pedro, uno de los manifestantes. Más del doble de lo usual.

Adicionalmente, al menos tres repartidores fueron suspendidos definitivamente de la aplicación mientras participaban en la protesta. “Ellos pueden ver en qué parte estamos” mencionó José, motorizado venezolano, quien fue una de las personas a las que Rappi eliminó de su sistema. En ese momento, quienes protestaban se encontraban afuera del domicilio legal de PedidosYa. “Es una actividad antisindical,” dice Buitrago.

Harvey Bruitrago, migrante venezolano y secretario general del Sindicato de Trabajadores de Plataformas Digitales (SINTRAPLADI). (FOTO: Alfonso Silva Santisteban)

La protesta terminó a la una de la tarde con los manifestantes lanzando arengas. El SINTRAPLADI espera reclutar más miembros y continuar con la búsqueda de mejores condiciones laborales. “Lo principal sería que los aplicativos reconozcan que existe un sindicato y se sienten a negociar con nosotros,” dice Jesús Mundo, secretario de Finanzas.

Sabe que el camino es largo, aunque dice que muchos motorizados no salieron hoy a trabajar y que en Arequipa, Cusco y Piura también hubo gente que acató la medida. “Ya no es un paro que lo convoca una sola persona, ahora lo llama el sindicato,” dijo.

*Los nombres de Juan, Teddy, Roberto y Pedro fueron cambiados para evitar cualquier tipo de represalia.